
FELIZ CUMPLEAÑOS
Aquella tarde fría de un año increíble volví a tener sensaciones… Fue, en gran parte, tu responsabilidad, porque detrás de aquellos reflejos, de aquellos puños apretados que gritaron gloria, de tu figura que, enaltecida se elevaba entre una maraña de seres humanos que van en busca del tan preciado tesoro, supiste irradiar un extra, un plus, ese “algo más” que solo los grandes pueden expresar.
Allí fue donde todos aprendimos la lección: como un pedagogo entre los tres palos absorbiste presiones. Tu personalidad fue señorial, simulando el caballero que todos quieren ser.
En ese momento supimos, entendimos lo que estaba pasando. Y no bastó con experimentarlo una vez: nos regalaste una segunda oportunidad; incluso una tercera para que todos, por unanimidad, quedaran convencidos. Tu enseñanza adquirió visos de universalidad. Pero claro… la primera tuvo “otro gustito”… En esa ocasión, saboreamos la liberación de los pobres, la excarcelación de los oprimidos, volvimos a descubrir el valor de la libertad que tanto anhelamos. Si, si… Fue como volver a percibir el aire de la vida que penetra en tu interior y causa alivio.
Así fue la experiencia para muchos, una vivencia que va más allá de lo fáctico y recorre el camino de lo abstracto, ya que eso fue lo que generaste: admiración descontrolada. Una situación que excede a esos penales atajados. Te metiste en mi piel, en nuestra piel, para ser parte de esas sensaciones que adquieren valores universales, que pasan por lo profundamente humano y terminan los domingos a las seis de la tarde, cuando acabaste de meterte por los ojos en la piel y el corazón de cada uno de los hinchas que vociferaron y aclamaron cada una de tus intervenciones como si fuera la última conquista.
No habrá oscuridad que desdeñe tu luz, ni silencios que frenen tus gritos, irremediablemente, por mucho tiempo. Yo diría por siempre… Más allá de un partido… más allá de una atajada.
Vaya desde aquí nuestro respeto hacia vos, que por cierto resulta ser incondicional. Que celebres este día con quienes has elegido y te han elegido para recorrer el trayecto de la vida: esa inscripción: “papá, te queremos”, lo dice todo. Los tuyos te merecen como a nadie más, porque a nosotros, “tu multitud”, nos regalaste bastante… y lo hiciste sin miramientos.